lunes, septiembre 03, 2007

Ya estoy de vuelta, Umbral se ha muerto.


Lo más sonado de esta semana de descanso, al margen de la constatación de la incompetencia de la directora de la Biblioteca Nacional, Rosa Regás, que debería ser procesada ipso facto por obstaculación a la justicia, ha sido la pérdida de Francisco Umbral.


Ha dolido.


Porque Umbral era un gran escritor ubérrrimo/mostrenco con mucho talento para el español Y MUY DIVERTIDO, aunque en algunas ocasiones se ponía un poco coñón. También es cierto que su obra no es conocida fuera de España, como la de Reverte y otros, y es que cualquier libro suyo era siempre un poco el mismo libro: el mundo explicándose a través dél. -de dentro a fuera- y acababa cansando, osea.

Quiero decir que sí, que escribía muy bien, pero tampoco era para tanto -lo poco gusta, lo mucho cansa, lo mismo raya- y además no tenía la versatilidad suficiente para cambiar su forma de escribir en aras de un buen relato. Lo suyo era la columnita de negritas, que eran famosos y famosas, y su análisis del discurrir de la actualidad, siempre sorprendente y con un estilo que ha creado escuela. He bajado del armario, para reojear "las palabras de la tribu" y "mortal y rosa". También tengo su dicccionario de literatura y "la decada roja" (que era el famoso libro del que había ido a hablar Umbral a la tele). Ya digo que me gusta como explica la literatura.
Rebanada intensa, tu cuerpo, loca pecosidad, zarza de pecas, fiesta dorada, blanca y roja, que ahora recuerdo, tan lejana, tan cercana como abrevadero loco de mi vida. Haber mordido, al fin, el grito roto de tu vida, el hilo dulce de tu alma, en una devoración larga y profunda que te deshace en nombres, ayes, besos. Era un verdor de días, una boca de luz, una manzana. Y la pesada gloria de tu cuerpo, una tierra caliente y trabajada de la que vuelan pájaros de voz.
(Mortal y rosa pag 92)
La edición del periódico "el mundo" del día siguiente al deceso es un auténtico monográfico umbraliano escrito con mucho mimo y jugueteo verbal, al estilo del maestro. Sin embargo el resto de la prensa, TV, y rededores se volcó con la muerte súbita del joven jugador del Sevilla CF.

Esto sumado a la nula asistencia de la proclamada progresía izquierdista, intelectual y de la otra, al entierro del columnista escritor, ha dolido especialmente a Pedro J Ramirez que se ha quejado amargamente de ello en su carta al director de los domingos:


"(...)Pero esta falta de peso, de empaque, de envergadura en nuestra vida política -pensándolo bien, ¿por quién hubiera estado representado el PSOE en el entierro de Umbral?, ¿por Pepiño Blanco?, ¿por uno que se llama Villarrubia?, ¿por un tal Oscar no se qué?- no es sino el fiel reflejo del conformismo, la mediocridad y la abulia general de una sociedad que se moviliza mucho más por la súbita muerte de un joven futbolista que por el óbito del mayor de sus escritores. Se dice que cuando murió Victor Hugo el gentío que acompañó a su féretro alcanzó los dos millones. Con Umbral estuvimos unos cuantos menos y, desaparecido también Cela, en la España actual ya no queda nadie que cumpla su papel de intelectual con proyección popular(...)


Adiós Umbral especial de "el mundo" con todas sus columnas, entre otras cosas

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